domingo, 11 de marzo de 2012

Dr. Rafael Lucio Nájera. Entre el Imperio y la República.

Esta segunda entrada del blog, versa sobre la vida de un eminente médico del siglo XIX en México. Espero les sea agradable y de interés lo escrito.

El 30 de mayo de 1886 a los sesenta y seís años de edad murió el Dr. Rafael Lucio Nájera, en la ciudad de México,  catorce años antes había sido uno de los tres médicos que junto con su entrañable amigo el Dr. Ignacio Alvarado y el gran Dr. Gabino Barreda,  habían atendido en sus últimos momentos al Presidente de la República  don Benito Pablo Juárez García, pero, por circunstancias del tiempo que le toco vivir, el mismo Dr. Rafael Lucio había sido médico del malogrado Emperador  Fernando Maximiliano de Habsburgo  durante la Intervención Francesa a nuestro país, convirtiendose así en Médico del Emperador y del más grande de los Repúblicanos.

Fotografía del Dr. Rafael Lucio Nájera.

El Dr. Rafael Lucio Nájera había nacido en Jalapa en el estado de Veracruz el 2 de septiembre de 1819, en 1838 viajó a la Ciudad de México para ingresar al Establecimeinto de Ciencias Médicas donde en 1842 obtiene su título de médico, siendo contempóraneo de una serie de grandes maestros médicos como el Dr. Luis Hidalgo y Carpio, de quien nos ocuparemos en otra entrada de este blog. Recién recibido de médico es nombrado Director del Hospital de San Lázaro, cargo que desempeño durante 17 años.
300 años atrás concretamente en 1528, el conquistador Hernán Cortés edificó en un terreno de su propiedad ubicado en la antigua Tlaxpana, el primer Hospital de San Lázaro, dedicado a los “lazarinos” o “leprosos” no solo de la Nueva España sino de América. Por desgracia su existencia fue efímera, ya que Nuño de Guzmán, para quedarse con el predio, lo mandó demoler en 1532, alegando en su defensa que por allí pasaba el acueducto de la ciudad, de cuyas aguas se abastecían los enfermos, lo que significaba la posible trasmisión de la enfermedad a la ciudad.
En 1572, cuando el número de enfermos era ya considerable surge, dice el Dr. Latapí, como flor del espíritu cristiano, la figura ejemplar de Pedro López, médico español, que funda el Hospital de San Lázaro, refugio durante tres siglos de los leprosos de México, es a este Hospital a donde llega como director el Dr. Rafael Lucio, dedicando en lo subsiguiente su vida a la investigación de esta enfermedad.
El Hospital fue abandonado en 1862 por razones de economía cuando el establecimeinto estaba prácticamente en ruinas y el país se desmembraba en las continuas guerras entre bandos de conservadores y liberales.
El Dr. Rafael Lucio Nájera fue a partir de 1845 profesor adjunto de la Escuela de Medicina. En 1847 enseñaba Medicina Legal y, en 1851, ganó la catedra de Patología Interna. Miembro fundador de la efímera Academia de Medicina, primer antecedente de grupo colegiado de Médicos, junto con otros médicos también importantes como Leopoldo Río de la Loza, Casimiro Liceaga, Miguel Francisco Jiménez, Mariano Ortega, Manuel Carpio y Agustín Andrade. Esta Academia fundada en 1836, fue de breve existencia, no obstante el interés que reflejaron sus socios, en 1851 se inaguró una segunda Academia Médica, aunque también con una vida efímera. Fue hasta 1864 cuando el organismo definitivo inició sus actividades, año que corresponde al período del efímero Segundo Imperio.


En 1855 viajó a Europa y acudió a diversas clinícas y hospitales de Francia, donde deseaba  involucrarse en las nuevas tecnologías quirúrgicas y conocimientos más recientes de su profesión. Posteriormente regresó a México.
En 1861 el entonces Presidente de la República, lic. Benito Pablo Juárez Garcia, decidió la suspensión de pagos de la deuda de nuestro país con sus similares de Inglaterra, Francia y España, los tres países decidieron pedir por la fuerza el pago de dicha deuda, pero al ver que lo que realmente deseaba Francia era apoderarse del territorio Nacional dejaron solos a este país en su aventura de invasión. Las primeras tropas invasores francesas enviadas por Napoleón III desembarcaron e iniciaron la invasión, instigadas desde Europa por un grupo de conservadores mexicanos que se oponían a las medidas liberales del Presidente de la República el lic. Juárez  y éste comenzó su largo caminar por el país llevando la legalidad y el archivo de la Nación en una diligencia. La invasión francesa pretendía entronar a un Emperador europeo en México. Esto finalmente sucedió en la persona de Fernando Maximiliano de Habsburgo quien acompañado de su esposa Carlota de Belgica, desembarcaron en Veracruz a mediados de 1864, Maximiliano jamás regresaría con vida a Europa, Carlota lo haría “loca” para vivir durante 60 años más, una vida de fantasía y dolor.
Durante la invasión francesa, el Mariscal Aquiles Bazaine constituyó la Comisión Científica de México, siendo su Sección Sexta, la dedicada a Medicina y Veterinaria, de la cual el Dr. Rafael Lucio fungió como su tesorero y fundador. Su relación con el Emperador Maximiliano, fue muy cercana, ya que los atinados tratamientos para los padecimientos que el monarca presentaba, le valieron el agradecimiento de este último, otorgándole la condecoración de la “Cruz de la Imperial Orden de Guadalupe” en la clase de “oficial”. Fue junto con el Dr. Miguel Francisco Jiménez uno de los dos médicos mexicanos que atendieron al Emperador durante su estancia en nuestro país, los médicos personales del austriaco fueron el Dr. Federico Semeleder y el Dr. Samuel Basch, quien incluso compartió celda en Querétaro con el emperador  al final del imperio y acompaño al triste Maximiliano de Habsburgo hasta el Cerro de las Campanas donde finalmente sería fusilado en  julio de 1867.




Fernando Maximiliano de Habsburgo y Carlota de Belgica.
Emperadores de México 1864-1867.

El Dr. Rafael Lucio siguió ejerciendo su disciplina después de la caída del Imperio y de la restauración de la República, fue Director de la Escuela de Medicina en 1873 y 1885. Entre sus obras científicas se encuentran el “Opúsculo sobre el mal de San Lázaro o elefantiasis de los griegos” impresa en México en 1851. La obra escrita en colaboración con el Dr. Ignacio Alvarado, por primera vez describe la forma de Lepra “manchada” que había pasado inadvertida por autores anteriores. Esta forma de lepra también se conoce como “Lepra de Lucio”.

Por su amistad con el Dr. Ignacio Alvarado, médico personal del presidente Juárez, le correspondió al Dr. Rafael Lucio ser uno de los tres médicos que atendieron al Lic.  Benito Juárez en sus  últimos momentos de vida, como ya lo vimos en la entrada anterior de este blog. Por otra parte, también se distinguió por sus conocimientos de arte, y su dedicación a acumular pinturas de autores famosos. La gran calidad de éstas, le valió el reconocimiento de su famosa colección. Es autor de la obra “Reseña histórica de la Pintura Mexicana en los siglos XVII y XVIII", editada en México en 1864, con ediciones posteriores en 1889.


Benito Juárez. Presidente de la República de México.
1864-1868
Presidente de la Academia Nacional de Medicina en 1869 y 1881. El 16 de Septiembre de 1889, tres años después de su muerte se develó una estatua de cuerpo entero, fundida en bronce en el Paseo de la Reforma de la Ciudad de México; el entonces Presidente de la República,  Porfirio Diaz Mori había lanzado la convocatoria para que cada estado del país aportara dos estatuas de hijos ilustres de su estado (algunos la tuvieron más dificil que otros) la escultura fué donada por el estado de Veracruz su estado natal y en reconocimiento a la inteligencia, profesionalismo, generosidad y sabiduría de este ilustre médico del siglo XIX.

Escultura en bronce en Paseo de la Reforma.
Ciudad de México.



Para leer mas: Martínez Guzmán Magdalena. Cuatro médicos personales del Emperador Maximiliano de Hasburgo 1864-1867. Bol.Mex.His.Fil.Med.2003;6(1).
Rodriguez Obdulia. Monografía La lucha contra la lepra en México. Rev.Fac.Med.UNAMVol.46No.3Mayo-Junio 2003.