jueves, 5 de abril de 2012

Fernando Maximiliano de Habsburgo y los Médicos.

Fernando Maximiliano de Habsburgo murió fusilado el 19 de junio de 1867 en el Cerro de las Campanas de la ciudad de Querétaro a los treinta y cinco años de edad. Con su muerte terminaba el llamado Segundo Imperio y la lucha que durante décadas habían protagonizado liberales y conservadores en México.
Maximiliano de Habsburgo.



Como ya vimos en las dos entradas pasadas de este blog, el ilustre Dr. Rafael Lucio Nájera atendió en su momento al monarca austriaco y al presidente Benito Juárez por igual, es decir, sin importar su propia ideoloía dignificó la profesión medica al atender a sus pacientes sin importar su credo, estatus o pensamiento político. Más sin embargo el Emperador fue atendido, durante su estancia en nuestro país por cuatro médicos, uno de ellos lo acompaño  hasta el último momento de su vida, nos referimos a su médico personal el Dr. Samuel Basch, médico austriaco de origen judío que había nacido en Praga en 1837, cuando el Imperio Austrohúngaro se extendía por media Europa. Su nombre completo es Samuel Siegfrid Karl Ritter von Basch. Llegó a México el 10 de febrero de 1866, acuartelándose en Puebla en calidad de médico militar de las tropas austríacas. Fue promovido por el Dr. Federico Semeleder para que ocupara el cargo de “médico ordinario del Emperador” a partir del 18 de septiembre de 1866, cargo que ocupó hasta la muerte de este, compartiendo incluso prisión en Queretaro.
Los motivos por los cuales el Dr. Federico Semeleder dejo de atender al monarca en nuestro país, los detalla la Dra. Magdalena Martínez Guzmán, en su magnifico articulo “Cuatro médicos personales del Emperador Maximilano de Habsburgo. 1864-1867”, y del cual hemos tomado información para la realización de esta y las entradas anteriores. Nos informa la Dra. Martínez Guzmán que el Dr. Semeleder ocupaba el sexto lugar en el orden  dentro de la comitiva de Maximiliano. Era su médico personal y de su esposa, Carlota de Bélgica. Y con ellos desembarcó en Veracruz a la llegada de los Emperadores a nuestro país.

El Emperador frecuentemente padecía de fiebres intermitentes, cuadros diarreicos disentiformes y malestar general a pesar de los tratamientos del Dr.  Semeleder, razón por la cual se decidió consultar médicos mexicanos, lo cual suena bastante razonable ya que el Emperador se enfrentaba ahora a comidas muy diferentes a las que estaba acostumbrado a comer, aún cuando su cocinero personal siguiera cocinando sus platillos europeos favoritos. Su secretario personal, Jose Luis Blasio, le llevo al Dr. Rafael Lucio, médico de gran prestigio en esta clase de enfermedades, y quien ya vimos, en la segunda entrada de este blog, lo atendió proporcionando el alivio que el paciente necesitaba. Fué este el motivo por el cual el Dr. Semeleder, presentó respetuosamente su renuncia al monarca.
Dr. Rafael Lucio Nájera.


El Dr. Samuel Basch entró en funciones como médico personal del Emperador dos meses después de la pártida de la Emperatriz Carlota Amelia a Europa en busca de apoyo y ayuda para el Imperio que se desmoronaba, se perdía y caía sin que nada ni nadie pudiera detenerlo. A Francia, el país invasor, el sostener al ejercito tan lejos de su país, le costaba ya una fortuna, solo con el ejército en México se podía sostener el Imperio y en el país los liberales a cuyo frente se encontraba el presidente con facultades extraordinarias Benito Pablo Juárez García, ganaban cada vez más espacio, adeptos y simpatizantes, aún cuando los Emperadores solo habían querido el bien para nuestro país.
El segundo médico mexicano que atendió al Emperador Maximiliano es el Dr. Miguel Francisco Jiménez, quien fué vicepresidente de la Sección Sexta de la Comisión Científica, Artística y Literaria de México, durante la intervención francesa. Su relación con el Emperador fue tanto profesional como administrativa, pues estaba convencido que el gobierno imperial podría traer la paz y dar pie al desarrollo tanto económico como cultural del país. Con el Dr. Samuel Basch tuvo desacuerdos en relación a los tratamientos médicos para el Emperador, aunque su fina presencia y el lustre de su profesión, fueron valorados por el monarca quien lo mantuvo cerca de él.
La vida de los jovenes Emperadores de México llegados de Europa a sido motivo de libros, articulos, peliculas, reseñas, obras de teatro, pero de entre todos y de manera personal creo que el libro del maestro Fernando del Paso, “Noticias del Imperio”, es la mayor investigación documental al respecto. En dicho libro se constata que la Emperatriz viajó a Francia en busca de ayuda y apoyo aun cuando el Emperador Maximiliano quería dimitir y volver a Austria, algo por demás imposible ya que existía un documento firmado antes de salir de Europa donde se asentaba que nunca regresarían a reclamar posesión alguna en aquellas tierras. La Emperatriz viajó a Europa  y con ello sobrevino la locura, si “loca” se volvió cuando subió al barco que la llevó de Veracruz, o durante la travesía o después de su entrevista con Napoleón III, o más tarde con el Papa Pío Nono, es algo que aún hoy esta en discusión y que será motivo de alguna entrada en este blog. Lo cierto es que unas semanas después del arribo de Carlota a Europa, el 18 de octubre de 1866, Maximiliano recibió dos telegramas, uno de Roma y otro de Miramar, su palacio a orillas del Adriático, en los cuales se le comunicaba que Carlota estaba enferma y que se había llamado al Dr. Riedel para que acudiera a Trieste. Maximiliano se encontraba con el Dr. Samuel Basch y le preguntó si había oído hablar del Dr. Riedel. Basch sin saber la causa de la curiosidad de Maximiliano, le dijo que Riedel era el director del manicomio de Viena. Tras estas revelaciones Maximiliano inicia los preparatativos para abdicar.
Dr. Samuel Basch.


Durante su función como médico de cabecera de Maximiliano, el Dr. Samuel Basch, escribió un diario que según se sabe actualmente, el Emperador tenía la intención de usar para redactar la historia de su guerra, cualquiera que fuese el resultado decisivo para su persona y su trono. La mayoría de estos datos se encontraban escritos en alemán y los menos, en español. El 12 de marzo de 1867 las tropas francesas abandonaron el país, ese fue el fin de la Intervenzión, para mayo del mismo año Maximiliano se encontraba sitiado por treinta mil soldados republicanos en la ciudad de Querétaro. Al caer prisioneros el Dr. Samuel Basch recibe la orden imperial de recopilar los documentos y realizar una obra que se titularía inicialmente “Los cien días del Imperio en México”, aunque el título final escogido por Basch fue “Recuerdos de México. Memorias del médico ordinario del Emperador Maximiliano. 1866-1867”.
A Maximiliano se le realizó Consejo de Guerra, y se fijo el 19 de Junio como fecha de su fusilamiento junto con los Generales Mejía y Miramón, el Dr. Basch nos dice que el Emperador escuchó misa a las cinco de la mañana junto con sus generales mexicanos y las seis y cuarto almorzó: carne, café, media botella de vino tinto y pan. Maximiliano le entregó a su médico su anillo nupcial y un escapulario los cuales deberían ser entregados a su madre en Austria una vez que fuera el encargado de llevar el cadáver a Europa, como  fianlmente sucedió. A las seis de la mañana comenzó el ascenso al Cerro de las Campanas, ocho soldados esperaban en doble fila para la descarga que pondría fin a su vida, y la del Segundo Imperio.



Fusilamiento de Maximiliano por Manet.


El Dr. Samuel Basch continua su práctica profesional, iniciando estudios sobre la tensión sanguínea a partir de 1876, fue pionero en el diseño del esfigmomanómetro. Construyó tres modelos que evolucionaron desde un modelo elemental auxiliado con un quimógrafo, uno de tipo aneroide y finalmente el de columna de mercurio en 1881. Este último, será modificado en 1896 por Scipionne Riva Rocci, médico italiano, quien con leves cambios, diseño el modelo que se utiliza actualmente. El Dr. Samuel Basch muere en Viena en 1905.

Para leer mas: Martínez Guzmán Magdalena.Cuatro médicos personales del Emperador Maximiliano de Habsburgo.1864-1867.Bol.Mex.His.Fil.Med.2003,6(1).
Del Paso Fernando. Noticias del Imperio. Segunda Edición Ilustrada. Editorial Diana. 1989.México D.F.





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